A veces pienso que realmente somos como un hámster en una jaula, la jaula es el mundo y la rueda es la vida...
Pasamos todo el tiempo manteniendo la rueda en marcha, sin descanso, sin parar, a veces rápido, otras más despacio, pero siempre en continuo movimiento...
El problema es que a veces va más lenta, y reflexionamos sobre todos los kilómetros que llevamos a nuestras espaldas, sobre cómo lo hemos pasado y lo que nos queda por delante, sobre la velocidad máxima conseguida, sobre la ilusión de algunas veces y la desilusión de otras, sobre los paisajes vistos y los que están por venir...
Algunos días la rueda va disminuyendo de velocidad y paras un momento a reflexionar, qué has estado haciendo todo este tiempo, realmente lo has aprovechado al máximo?, recuerdas momentos mejores con cierta nostalgia anhelando que vuelvan o esperando construir nuevos?...
Al principio la rueda se mueve lentamente, pero con el transcurso del tiempo, va adquiriendo velocidad, cada vez más y más rápido...
Pasan los años y lo que al principio era aprendizaje, diversión y espontaneidad va quedándose estancado en el fondo de la jaula, cada vez más lejos..., dando paso a una serie de responsabilidades que poco a poco van llenando todo el espacio, hasta que al final no dejan sitio a aquello que fue al comienzo...
Puede ser debido a que con el tiempo olvidamos porqué movemos la rueda, simplemente la movemos porque es lo que se debe hacer sin más...
Quizás debiéramos parar un momento; limpiar la jaula de ese cúmulo de responsabilidades que no nos dejan espacio para cosas que hace tiempo olvidamos y nos pueden ayudar a seguir moviendo la rueda a una velocidad constante, sabiendo que a nuestras espaldas únicamente llevamos lo imprescindible, pero que nos ayuda a continuar con ilusión y espontaneidad...
Pasamos todo el tiempo manteniendo la rueda en marcha, sin descanso, sin parar, a veces rápido, otras más despacio, pero siempre en continuo movimiento...
El problema es que a veces va más lenta, y reflexionamos sobre todos los kilómetros que llevamos a nuestras espaldas, sobre cómo lo hemos pasado y lo que nos queda por delante, sobre la velocidad máxima conseguida, sobre la ilusión de algunas veces y la desilusión de otras, sobre los paisajes vistos y los que están por venir...
Algunos días la rueda va disminuyendo de velocidad y paras un momento a reflexionar, qué has estado haciendo todo este tiempo, realmente lo has aprovechado al máximo?, recuerdas momentos mejores con cierta nostalgia anhelando que vuelvan o esperando construir nuevos?...
Al principio la rueda se mueve lentamente, pero con el transcurso del tiempo, va adquiriendo velocidad, cada vez más y más rápido...
Pasan los años y lo que al principio era aprendizaje, diversión y espontaneidad va quedándose estancado en el fondo de la jaula, cada vez más lejos..., dando paso a una serie de responsabilidades que poco a poco van llenando todo el espacio, hasta que al final no dejan sitio a aquello que fue al comienzo...
Puede ser debido a que con el tiempo olvidamos porqué movemos la rueda, simplemente la movemos porque es lo que se debe hacer sin más...
Quizás debiéramos parar un momento; limpiar la jaula de ese cúmulo de responsabilidades que no nos dejan espacio para cosas que hace tiempo olvidamos y nos pueden ayudar a seguir moviendo la rueda a una velocidad constante, sabiendo que a nuestras espaldas únicamente llevamos lo imprescindible, pero que nos ayuda a continuar con ilusión y espontaneidad...
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